Aprendí a no dar explicaciones,
cuando me mira hacia arriba de mi poesía,
cagándosela, “no entiendo” me dice
y sigo tomando notas de economía en mi cuarderno.
Aprendí a no dar explicaciones,
cuando parece ver mis brazos delgados por la primera vez,
después de dos años que nos encontramos,
y se felicita, “te veo bién”.
Aprendí a no dar explicaciones,
cuando oculto las bottellas vacías entre los suéteres,
solo entendería su pasado mismo
que proyecta sobre mí.
Aprendí a no dar explicaciones,
a él como al resto del mundo,
porque tan lejos es, tanto el espacio
que està entre nosotros.